En los Siete Reinos de Oesteros, las grandes casas tienen un único propósito: eludir el trono de pinchos. Sentarse en él equivale a sufrir todo tipo de desgracias personales. Llamadlo karma, llamadlo energía, pero algo raro hay. Generaciones atrás se acordó reinar por turnos, como en las comunidades de vecinos, pero ni por esas. Traiciones, intrigas, guerras? todo vale para escaquearse. En el Juego de Cabezones, el que gana, palma.