Tras el éxito conseguido con Vagabundo: una vuelta al mundo en bici, A la deriva supone el salto definitivo del autor a la narrativa
Pau, celebridad de serie B a las puertas de la cuarentena, es un cínico indeciso acosado por fantasías homicidas, pero a la hora de la verdad captura vivos a los mosquitos que lo pican las noches de verano y los saca por la ventana sanos y salvos. Plébot es un niño prodigio de la escultura por impresión 3D, ídolo de adolescentes impulsivo y conspiranoico, para quien cada noche es la mejor de su vida. El primero necesita a alguien que lo aleje del tedio, el segundo va siempre mal de pasta. Arranca así una relación sumamente destructiva que los llevará a explorar cada rincón de la Barcelona posthípster y, tras un pronto, a dejarlo todo atrás para emprender un viaje demencial por el sur de México. Ahí alternarán entre el lujo más miserable y la indigencia más desenfrenada mientras experimentan con estados alterados de consciencia, huyen de gringas obsesionadas con perder la virginidad y siguen la pista de la enigmática Citlali, su última posibilidad de salvación.
Esta novela es un mordaz réquiem por Barcelona y, a la vez, una oda claroscura a México, una navegación a la deriva por la mente de dos personajes detestables y entrañables a partes iguales, una confluencia de las aguas de realidad y ficción y, sobre todo, un relato en clave de humor sobre el origen, el auge y la decadencia de una amistad con un desenlace sorprendentemente impredecible.