Se cumplirá la profecía y muchas imagenes del emperador Vespasiano quedarán destruidas. El emperador Vespasiano, en el año 70 a.C., después de destruir Jerusalén y su templo, robó La Menorá junto a todos sus tesoros. Inmediatamente después de esta guerra, Vespasiano inició la obras del Coliseo de Roma y realizó una emisión de monedas de oro, áureos, con su imagen en el anverso y en el reverso la imagen de una mujer capturada que representaba a Palestina, con la inscripción «judea capta». Recientemente se ha encontrado enterrada junto a las paredes del Coliseo de Roma una placa de mármol y en ella, en latín, está escrito: «Este gran edificio fue financiado mediante el botín de la guerra con Palestina». Ello nos demuestra que, con toda seguridad, el emperador Vespasiano utilizó el oro de La Menorá y del resto de tesoros del templo de Jerusalén, para acuñar monedas de oro, áureos, conmemorativas de su victoria sobre Palestina con su imagen y la inscripción «judea capta». Con ello financió estas obras del Coliseo de Roma, se hizo publicidad de su victoria y fundió las imágenes sagradas del templo para eliminar los símbolos de los judíos. En esta novela, de ficción-histórica, el museo de Jerusalén, con la ayuda de un sabio rabino y de las autoridades del país, inician la búsqueda y compra, por todo el mundo, de estas monedas de Vespasiano con la inscripción «judea capta» para que Jerusalén volviera a tener a La Menorá, conteniendo su oro de la historia de Israel. Con la recuperación de La Menorá, con su oro original y la destrucción de las imágenes de Vespasiano, que estaban en las monedas, se cumplirán antiguas profecías escritas sobre el regreso de La Menorá y de la destrucción de las imágenes del emperador.