Tras años de peleas callejeras y problemas con todo tipo de sustancias, Bill Hillmann, un estadounidense al borde del abismo, decide seguir los pasos de Hemingway hacia Pamplona, donde descubre en los encierros de San Fermín una irrefrenable pasión por los toros y el toreo. Desde entonces, y de ello hace ya más de una década, Hillmann acude sin falta cada año a los sanfermines, una fiesta en la que ha encontrado, más que una escapatoria de la rutina, un sentido vital. Y todo pese a encontronazos con los toros como el que en 2014 casi le cuesta la vida…