En línea con las obras clásicas que nos incitan a reflexionar sobre nosotros mismos y a comprendernos mejor (La consolación de la filosofía, de Alain de Botton es el ejemplo más reciente), esta pequeña joya del pensamiento filosófico que hoy presentamos nos ofrece estimulantes reflexiones sobre la condición humana. En una serie de comentarios engarzados en conceptos eternos como «felicidad», «pena», «valor», «amor», «esperanza», «traición», «religión», «pobreza», etc. A. C. Grayling nos enseña a detenernos y a saborear lo que verdaderamente cuenta cuando en nuestras vidas hemos de enfrentarnos al éxito, al fracaso, a la pasión, al amor, al desengaño o a cualquiera de las profundas experiencias que nos depara el destino.