Más allá de sus orígenes etimológicos, la física es, entre las ciencias de la naturaleza, la más abierta a la confrontación entre teoría y práctica, entre especulación y experimentación. Los físicos, sus nociones, sus instrumentos y sus hipótesis encuentran su lugar en esta obra, resultando reseñados y analizados en calidad de verdaderas «invitaciones al viaje» en el vastísimo universo físico. Los aceleradores de partículas y la astrofísica se acompañan, así, de la convección térmica o de la catodoluminescencia. Copérnico sucede a Bertholet, Rudolph Clausius precede a Arthur Compton. El concepto de «campo» y sus múltiples acepciones son objeto de un largo análisis que transporta al lector desde la definición del campo de un instrumento óptico hasta el campo magnético. Pero, además, las definiciones se complementan con unos cuadros y datos anejos en los que se presentan las unidades (de presión, de energía...), los órdenes de magnitud (de lo infinitamente pequeño a lo infinitamente grande), los átomos (desde la tabla periódica de los elementos a las familias radiactivas), las partículas subnucleares, las radiaciones electromagnéticas y los principios constantes. Desde este ángulo, la obra se revela como el mejor instrumento para acceder desde la historia de las ciencias al conocimiento concreto de una ciencia.