¿Existe mayor injusticia que vivir la vida muerto? Sin poder pensar, sin poder sentir, sin poder amar, como una bestia, aniquilado por el entorno y el estigma de la locura. La noche también es blanca es un grito de desesperación rasgado por el sufrimiento de un hombre tremendamente maltratado y la respuesta de una mujer que lo escucha, acude a su llamada y le tiende la mano.
Este es un libro gestado desde el dolor. El dolor del alma, que no tiene cura. Sin embargo, su autora, con este ensayo del yo, abre un camino de esperanza y de reflexión para comprender y respetar al enfermo mental, desde una visión de compasión, comprensión y aceptación. Y lo hace a través de una historia de amor e inexplicable.
Medicamentos, drogas y todo tipo de fármacos no son suficientes para dignificar la existencia de estas personas tal injustamente maltratadas por la vida. Los profesionales de la mente que han leido el libro, valoran este testimonio porque se basa en potenciar las emociones sanas del enfermo, invitándole a reengancharse a la vida, dejando atrás su infierno mental. Con esta obra se abre un debate sobre la forma de tratar estas patologías.
Una historia basada en hechos reales, brillante, valiente y dramática. Dura en su autenticidad, tierna en el fondo. La noche también es blanca merece la consideración y el respeto de todos.