Kabul blues. En la cola para el nirvana, no es sino un relato novelesco, elegíaco y ambiguo ajuste de cuentas con la ficción y su antítesis, la realidad. Una manera de pasar revista a la orfandad, el recuerdo, la longevidad y el peregrinar ideológicoenteogénico, a fin de que el protagonista, apenas disfrazado álter ego del narrador, pueda fi nalmente licenciarse de tropa. És, básicamente, otra expresión más del síndrome de Chatwin: ?Un joven rebosante de vigor, y al que en su niñez se atribuye a menudo una audacia sobrenatural, deja su hogar para emprender un largo periplo. Después de una serie de aventuras al estilo de Walter Mitty en tierras remotas y fabulosas, se enfrenta a las fauces de la Parca.? Desde los valles de La Noguera a los kabulíes llanos de Shomali, coge de la mano al lector y lo lleva de viaje por el último medio siglo, sin otra pretensión que la de entretenerlo con un punto de vista, no por más involucrado menos sardónico.