«Es innegable que la situación militar y política se ha deteriorado considerablemente tanto en Afganistán como en Pakistán durante el mandato presidencial de Obama. Además, la crucial relación EE.UU.–Pakistán lleva dos años sumida en un proceso de desgaste y de desarreglos constantes. Obama y los altos cargos de su administración tienen buena parte de culpa, pues su fracaso a la hora de actuar como un equipo ha propiciado que se hayan seguido políticas contradictorias, desatando intensas luchas políticas internas y sembrando la incertidumbre en torno a las metas y los objetivos de Estados Unidos en la región.»
Ahmed Rashid