¡El lobo! Desde los tiempos más remotos, siempre ha acompañado al hombre. Sólo el hecho de oír su nombre produce una mezcla de escalofrío y fascinación. Gran desconocido y tremendamente misterioso, este inteligente animal, al que a veces se puede escuchar en la noche profunda pero que raramente se deja ver, se ha considerado peligroso por el simple hecho de ser un depredador. Siempre ha causado temor, pero este miedo, afortunadamente, ahora comienza a desaparecer. Aunque ha estado al borde de la extinción, en los últimos años se ha logrado una recuperación que avanza día a día, si bien sigue despertando polémica, sobre todo entre los pastores. El parque de Gévaudan, en Francia, posee una reserva de lobos única en su género. En este maravilloso marco de paisajes escarpados donde descansan los profundos valles de Lot y Tarn, con bosques de hayas y de pinos, mesetas calcáreas y llanos áridos, Gérard Lecomte y Bernard Dumort, provistos de su cámara de fotos y una buena dosis de paciencia, se han adentrado a descubrir este extraordinario animal. Con esta obra, la primera que se ha realizado íntegramente en el parque, han querido sensibilizar al público mostrándole al lobo en todas sus facetas, en su hábitat natural; y mediante sus maravillosos textos y sus excepcionales fotografías, han logrado componer un verdadero himno al Canis lupus.